Pajaritos deabuladores.

martes, 24 de julio de 2012

Mentiras.

Ser sinceros, para qué. La sinceridad es una * . No todos sabemos ser sinceros, pero es que los que sabemos no tenemos un límite. Desde pequeños nos han enseñado que mentir está mal. Pero que una mentira piadosa no es tan malo. Mienten. Sigue siendo una mentira, una verdad dada la vuelta, una fantasía que nos hace grandes y a la vez nos deja por los suelos, un premio que nunca llegamos a tocar, una persona que ni siquiera nos conoce. ¿Qué coño es eso? No se sabe si está bien o mal. ¿Quién cataloga las cosas buenas o las malas?
¿Quién decide si hacemos la paz o la guerra? 
Decir la verdad, supuestamente está bien. Pero si está bien, ¿por qué la gente se enfada cuando la utilizamos? Somos valientes de decir lo que pensamos, somos valientes de parar algo que podía llegar a más. Somos valientes para destrozar ilusiones, sueños, planes... Pero no somos valientes para admitir que nos lo dicen porque nos quieren. Somos unos cobardes que piensan no tener culpa de nada, estar absueltos de todo. Nosotros no hacemos nada, es la sociedad la culpable. Pero es que, nosotros formamos parte de esa sociedad. 

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