No lloro porque alguien me haya hecho daño, lloro porque no he sido capaz de darme cuenta de lo que iba a pasar. Muchas veces estamos ciegos, sordos, vivimos de ilusiones y de promesas que dificilmente se cumplen o que no llegan ni a eso. Y son esas promesas sin mumplir las que nos hacen daño, las que nos hacen llorar y replantearnos nuestra vida.

No se que hacer, no se a dónde ir. No se cuándo, no se por qué, ¿qué mierdas sabemos?
Sabemos que queremos ser felices, sí, pero ¿y qué? Encontraremos algo que nos haga felices, pero dificilmente esa felicidad durara eternamente. Nos aburrimos de las cosas. Las cosas materiales. Eso que se rompe, eso que envejece, eso que cuando pasan los años ya no sirve.

Las cosas nuevas nos pueden hacer felices, viajar, conocer gente, y hacer cosas poco normales.

En la vida siempre buscamos explicaciones. Perdemos el tiempo buscando un porqué. Pero a veces no existe. Y por triste que parezca, ésa es precisamente la explicación.

TGDT.

Nos pasamos la vida escondiendonos pero ni siquiera sabemos de que nos escondemos, tenemos miedo pero no sabemos de qué. Somos delicados pero no sabemos con qué. No sabemos como actuar en cada momento y eso tiene consecuencias, normalmente malas. Queremos tratar bien a los demás pero nuestro orgullo se pone por delante, queremos ser cariñosos pero nuestra envidia nos puede. En realidad no sabemos lo que queremos.

Esos días en los que la mejor solución es huir a donde nadie pueda encontrarte, en donde puedas llorar a gusto. Huir de tus problemas, de los problemas de los demás, dejar todo para mañana. Ese mañana en el que querrás volver a escaparte pero tu conciencia no te va a dejar. 

Que quieres sentirte libre, fuerte, solo. Quieres dejar todo atrás, quieres olvidarte de esas pesadillas que te persiguen día tras día y que al final se han hecho realidad, quieres encontrar la forma de conseguir tus sueños de la manera más simple. De la manera más gratificante. No quieres que nadie te interrumpa. Porque eres TÚ y  somos tan egoístas en esos momentos que solo somos NOSOTROS, YO, TÚ, nadie más.

En el momento en el que en ningún rincón del mundo quede una persona intolerante y de mente cerrada, podremos empezar a progresar.

Me llaman tú.

@EduBeefucha

Viajamos para conocer mundo, conocemos mundo por gusto, nos gusta que nos quieran y queremos a los que nos quieren. 

Vivimos en un mundo en el que las verdades duelen y las mentiras curan.

Estamos acostumbrados a tener todo hecho, a no mover ni un dedo, pero eso sí, que no tengamos que hacer algo, porque en ese caso nos pasaremos media vida inventando escusas para dejar aquello. Tenemos muchos sueños pero pocas promesas se cumplen, tenemos planes de futuro, pero vamos a ciegas. 

Queremos ser importantes, pero nos conformamos con ser alguien. Y cuando hay que pedir, ahí estamos nosotros, exigiendo los que más, porque con todo nuestro esfuerzo lo necesitamos, es un deber, más que un derecho.

Hay que saber sobrevivir entre los peores y saber destacar entre los mejores.

Independientemente de quien te creó, de quien confía en ti, de quien te cuida, no eres quien como para decir que no necesitas querer y menos que no necesitas que te quieran, porque todos lo necesitamos.

Dependiente de quien te da la vida.

Todos somos capaces de decir estupideces, todos sabemos lo que hay que hacer en cada momento, todos sabemos quienes somos, sabemos quién está con nosotros y quién en contra nuestra, sabemos cuidar de nosotros mismos, o eso creemos. 

Podemos decir que somos muy maduros, que nosotros nunca haríamos algo que estamos deseando, podemos perder a alguien y no ser capaces de mostrar ni un solo sentimiento, porque todos podemos llegar a ser lo que no somos, pero nunca estaremos bien con nosotros mismos.

Puede que quererte sea la mejor solución, pero no la única.